La brecha digital es el aumento de las desigualdades culturales y económicas, desigualdades que según los expertos cada vez son más acentuadas.
Para poder explicar nuestra brecha digital entendemos que es necesario hablar primero sobre la competencia digital. Esta es no solo saber acceder a la información si no también saber utilizarla, saber transformarla en conocimiento y saber expresarla y trasmitirla así como tener unas actitudes positivas y unos valores éticos en el uso de la tecnología y la comunicación. Esto es lo que Manuel Area Moreira recoge en lo que él denomina dimensiones de la multialfabetización: dimensión instrumental, dimensión cognitiva, socioactitudinal y dimensión axiológica. Así pues un ciudadano multialfabetizado es aquél que sabe localizar y analizar la información, sabe expresarse de forma textual, audiovisual, multimedia y sabe comunicarse con otras personas.
Visto esto si un ciudadano no reúne alguna de estas competencias éste tendría una brecha digital. En nuestro caso consideramos que nuestra brecha digital es amplia. En primer lugar, no sabemos utilizar todos los programas de Microsoft Office. Además, no sabemos sacar provecho a todas las aplicaciones que ofrecen dichos programas. En segundo lugar, no estamos duchos respecto a los recursos que nos ofrece internet por ejemplo: utilizamos solo un buscador en vez de recurrir a metabuscadores , no contrastamos la información, no sabemos buscar la información directamente… Y, en último lugar tenemos que mencionar nuestra escasa ciudadanía digital, es decir, utilizamos internet de una manera inadecuada y poco cívica: descargamos música ilegalmente, vemos series online sin tener permisos…
Por todo esto creemos, y como hemos dicho en el párrafo anterior, que nuestra brecha digital es abismal y que nos queda un largo recorrido para manejar adecuadamente las nuevas tecnologías.
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